miércoles, 8 de febrero de 2012

Lata currante. Entrada 18.

Para algunas, las últimas horas de la noche son la primeras del día. Cuando el crepúsculo llega a su fin, cuando las tinieblas nos dicen adiós, es hora punta para las latas currantes. Aquí vemos un ejemplo de cómo se levanta el país. La lata, fuerte ella, de 37,5 cl, ha colocado en orden todas las cajas para que el camión las recoja sin falta y las lleve a su destino.
Para que quede constancia de quién lo ha hecho, ha firmado con su nombre. Somos tocayos.


Lugar: calle Mayor de Zaragoza, con la Iglesia de la Magdalena al fondo.

3 comentarios:

  1. ¡Pobre lata, ha terminado con la espalda hecha un asco después de tanto trabajo! ¡Un masaje descontracturante para la lata currante!

    ResponderEliminar
  2. Este es el fin del capitalismo. Las latas dominarán el mundo !!!
    Oh, me estoy mojando !

    ResponderEliminar